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29 de julio de 2015

Ahogarse y desahogarse


Definitivamente la vida da vueltas y en esas vueltas interminables, que pueden llegar a parecer rutinarias, la única certeza que tengo es que nunca lo son  porque paso del tiempo, las vueltas ocurren en distintos momentos de nuestras vidas. Una vuelta nueva te toma con la cabeza en otro lugar que la vuelta anterior, una vuelta nueva te toma con el corazón en otro lugar que la vuelta anterior y así este movimiento espiral sigue su curso como la vida misma.

Es normal creo, que consideremos siempre que lo último que vivimos fue lo más grave, lo más fuerte, lo más impredecible. Y luego todo pasa y perdemos la capacidad de sorpresa hasta que otro acontecimiento cuyas características son nuevas nos vuelve a dejar con esa sensación de que esto que vivimos es lo más grave, lo más fuerte, lo más impredecible. Entonces para exorcizar mi último “Lo más grave, lo más fuerte, lo más impredecible”  voy a dejarlo por escrito, especialmente porque busco en mi manual de procedimientos ante acontecimientos inesperados y no estoy ubicando el procedimiento correcto que debería aplicar a este hecho.

Si tuviera que definirlo diría que es una especie de ahogamiento y normalmente el ahogo me llega cuando estoy saturada de algo malo, de algo que no tolero o con lo que no sé cómo lidiar, los ahogos de mi vida siempre fueron por momentos en donde todo se volvía difícil y debía salir sola. Es más la única constante  en mi vida es que estoy  sola y cada tanto en problemas, entonces resolver en esta condición  mis conflictos es algo normal, hasta me puedo auto titular Master en resolución de conflictos y afines,  incluso  jactarme de que los últimos los resolví con muchísima elegancia.

Pero este ahogamiento mi llego por algo inesperado, algo definitivamente nuevo y sin precedentes en mi vida, algo tan nuevo que incluso describirlo me genera un poco de vergüenza e incomodidad. Bueno, empecemos! Últimamente tuve una sensación nueva de ahogamiento,  me ahogue de que me digan cosas lindas todo el tiempo y que se preocupen por hacerme sentir bien, me ahogue de que me quieran tomar de la mano y me quieran abrazar, me ahogue de que quieran estar en mi casa/en mi vida, me ahogue de que me pidan ser novia, me ahogue de que me pidan tener una relación estable y formal, en definitiva… me ahogue de que ME QUIERAN.

Si pudiera dibujar una relación de dos, podría tranquilamente marcar dos lados y ayer me vi del otro lado, ayer me vi haciendo el papel de hija de puta, ayer transite el lado de quien no está interesado, del lado de quien no sabe cómo zafar pero desea zafar, y cuando hablo de zafar hablo de no hacerse cargo y seguir sin ningún remordimiento, ayer me vi del lado de quien no quiere compromiso, ni estabilidad, ni abrazos, ni noviazgo, ni NADA!

DEFINITIVAMENTE la de ayer no era yo, era la persona con la que siempre me tocó lidiar, esa fría, distante e inalcanzable persona y a quien nunca conseguí enamorar. Se cambiaron los roles y lejos de parecer una “vendetta” de la vida, termino convirtiéndose en una película de terror en donde la villana loca y despiadada era yo.

Y ahora me desahogo escribiendo en llanto porque no logro entender que todo lo que siempre desee me llego y me ahoga pero FORMA LITERAL!!! No puedo cambiarle a alguien para que sea lo que yo deseo, no puedo forzar los sentimientos que no tengo, tampoco  puedo fingir amor. Pero si puedo lamentar en el alma y llorar por los sentimientos desechados que esta vez no son míos pero aun así me causan mucho dolor. La final todo esto lo único que me demuestra  es que transitar por un bosque en llamas de amor declarado es lo mismo que intentar cruzar un mar de amor no correspondido.


El agua del amor no correspondido ahoga tanto como el humo  del fuego del amor declarado al cual no logras corresponder. Y ante las dos formas de ahogamiento, mi único desahogo posible es el llanto liberador, esta vez por lo que no fue pero desde el otro lado del sentimiento…  y luego,  volver a esperar la siguiente vuelta de la vida.

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