Definitivamente la
vida da vueltas y en esas vueltas interminables, que pueden llegar a parecer
rutinarias, la única certeza que tengo es que nunca lo son porque paso del tiempo, las vueltas ocurren
en distintos momentos de nuestras vidas. Una vuelta nueva te toma con la cabeza
en otro lugar que la vuelta anterior, una vuelta nueva te toma con el corazón en
otro lugar que la vuelta anterior y así este movimiento espiral sigue su curso
como la vida misma.
Es normal creo, que consideremos siempre que lo último que
vivimos fue lo más grave, lo más fuerte, lo más impredecible. Y luego todo pasa
y perdemos la capacidad de sorpresa hasta que otro acontecimiento cuyas características
son nuevas nos vuelve a dejar con esa sensación de que esto que vivimos es lo más
grave, lo más fuerte, lo más impredecible. Entonces para exorcizar mi último “Lo más grave, lo más
fuerte, lo más impredecible” voy a
dejarlo por escrito, especialmente porque busco en mi manual de procedimientos ante
acontecimientos inesperados y no estoy ubicando el procedimiento correcto que debería
aplicar a este hecho.
Si tuviera que definirlo diría que es una especie de
ahogamiento y normalmente el ahogo me llega cuando estoy saturada de algo malo,
de algo que no tolero o con lo que no sé cómo lidiar, los ahogos de mi vida
siempre fueron por momentos en donde todo se volvía difícil y debía salir sola.
Es más la única constante en mi vida es
que estoy sola y cada tanto en problemas,
entonces resolver en esta condición mis conflictos
es algo normal, hasta me puedo auto titular Master en resolución de conflictos
y afines, incluso jactarme de que los últimos los resolví con muchísima
elegancia.
Pero este ahogamiento mi llego por algo inesperado, algo
definitivamente nuevo y sin precedentes en mi vida, algo tan nuevo que incluso
describirlo me genera un poco de vergüenza e incomodidad. Bueno, empecemos! Últimamente
tuve una sensación nueva de ahogamiento, me ahogue de que me digan cosas lindas todo el
tiempo y que se preocupen por hacerme sentir bien, me ahogue de que me quieran
tomar de la mano y me quieran abrazar, me ahogue de que quieran estar en mi
casa/en mi vida, me ahogue de que me pidan ser novia, me ahogue de que me pidan
tener una relación estable y formal, en definitiva… me ahogue de que ME QUIERAN.
Si pudiera dibujar una relación de dos, podría tranquilamente
marcar dos lados y ayer me vi del otro lado, ayer me vi haciendo el papel de
hija de puta, ayer transite el lado de quien no está interesado, del lado de
quien no sabe cómo zafar pero desea zafar, y cuando hablo de zafar hablo de no
hacerse cargo y seguir sin ningún remordimiento, ayer me vi del lado de quien
no quiere compromiso, ni estabilidad, ni abrazos, ni noviazgo, ni NADA!
DEFINITIVAMENTE la de ayer no era yo, era la persona con la
que siempre me tocó lidiar, esa fría, distante e inalcanzable persona y a quien
nunca conseguí enamorar. Se cambiaron los roles y lejos de parecer una “vendetta”
de la vida, termino convirtiéndose en una película de terror en donde la
villana loca y despiadada era yo.
Y ahora me desahogo escribiendo en llanto porque no logro
entender que todo lo que siempre desee me llego y me ahoga pero FORMA
LITERAL!!! No puedo cambiarle a alguien para que sea lo que yo deseo, no puedo
forzar los sentimientos que no tengo, tampoco puedo fingir amor. Pero si puedo lamentar en
el alma y llorar por los sentimientos desechados que esta vez no son míos pero aun
así me causan mucho dolor. La final todo esto lo único que me demuestra es que transitar por un bosque en llamas de
amor declarado es lo mismo que intentar cruzar un mar de amor no correspondido.
El agua del amor no
correspondido ahoga tanto como el humo
del fuego del amor declarado al cual no logras corresponder. Y ante las
dos formas de ahogamiento, mi único desahogo posible es el llanto liberador,
esta vez por lo que no fue pero desde el otro lado del sentimiento… y luego, volver a esperar la siguiente vuelta de la
vida.