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11 de noviembre de 2013

¿Hasta cuándo la soledad?

Esa pregunta recurrente en mi vida, cuyas ganas de pertenecer a alguien, alguien que me pertenezca la vuelve terriblemente dolorosa. Hasta cuándo?

Se supone que para cada quien hay un cada cual pero el mío esta perdido en algún universo paralelo o capaz me confundió con otra y ahora vive una vida desgraciada ya que esa otra no lo está haciendo feliz, así como a mí tampoco me tiene contenta esta soledad que me dejo su equivocación.

Noches sin sueños y días sin ganas…  Así se me pasa la vida, esa que florece a mi alrededor y de la cual no logro formar parte por mi falta de compañía. A veces pienso que la resignación puede ser una buena respuesta a esta soledad. Soledad, ok! Resignación mante y a otra cosa mariposa! Pero no… soy rebelde! O pelotuda aun no lo sé, pero si sé que así como no logro vencer a la soledad tampoco logro acostumbrarme a la idea de resignarme a ella.
Al final creo que todo es culpa del amor. Ese amor que no llega a ocupar su lugar en mi vida, esta vida llena de tantas cosas pero que permanece vacía por su ausencia.

En la mitad de mi vida y sin la mitad de ella sigo dando vueltas, revoloteando en las sombras de otras que con menos tino que yo destrozaron seres que hoy incompletos y mal heridos no sirven porque perdieron por completo su capacidad de amar, seres resignados. Y yo tan rebelde!

Vestigios de romances mal pagos que dejaron a su paso un caudal de miedos de los cuales no me pienso hacer cargo, porque para miedos me basta y sobra con los míos! Sin tener más respuestas que solo seguir adelante sigo soñando con ese que me quite el frio de la soledad impuesta por el destino, ese destino que solo sabe jugarme bromas pesadas sin que tenga tregua a cobrárselas!

Y yo que tanto me quiero enamorar, pero solo la soledad está enamorada de mi.