Anoche estuve analizado ante el pedido de oración por la
vida un ídolo de mi infancia que sufrió un accidente terrible dejándolo a carne viva, sobre cómo podemos aferrarnos a la idea de
mantener con vida a una persona cercana a nuestros afectos, mas allá de que esa
vida que lleva ya no es la vida que esa persona elegiría tener.
Y pensando en otro fenómeno parecido, el que vivimos con un ídolo
del futbol que paso por una citación parecida donde en lo mejor de su carrera recibe
un disparo en la cabeza el cual le imposibilita seguir con su brillante carrera en el futbol.
En ese momento y ante la incertidumbre de cómo quedaría todos se juntaron en
cadenas de oración pidiendo que siga con vida y hoy ya en olvido vive una vida
que en comparación a la que tenía no estoy muy segura de que pueda llamarse
vida.
Sera que nuestra naturaleza egoísta nos hace aferrarnos a lo
que sea con tal de que nada o nadie nos falte? Estará bien retener a nuestro lado a personas que ya no deberian estar?
Yo más que nadie sé lo terrible que es la pérdida de un ser
amado y lo que cuesta la vida después de una situación así, pero desde mi dolor
de ausencias sigo creyendo que la vida es la que uno elige y si la misma deja
de ser una elección y se convierte por desgracias u accidentes en una imposición
el deseo de mantener con vida esa vida es puro egoísmo.
Llorar una perdida es más sincero que desear la propagación de
una vida que dejo de ser tal, saber cuándo parar, soltar y alejarse en paz es
la materia pendiente de tenemos todos los seres humanos.
Haciendo un paralelismo con otro tipo de pérdidas, hoy me di
de cara contra el suelo cuando al enterarme de otra noticia estuve a punto de
soltar una lágrima. Imagínate que le sacas de tu vida a alguien sabiendo que es
lo correcto, sabiendo que esa relación no suma más que situaciones de dolor,
sabiendo que el cariño no es amor y que el amor no se puede forzar ni fingir.
Entonces tomas la decisión y te alejas en paz. Hasta que la vida da un giro y
te enteras que esa persona logro darle a alguien más todo lo que siempre
deseaste y nunca conseguiste.
Y ahí estamos de vuelta, de cara con la irracionalidad de
ponernos tristes o desear algo que ya no es posible, ahí estamos una vez más dándonos
cuenta que el egoísmo forma parte de nuestra naturaleza humana y que el
sentimiento de pertenencia va más allá de la lógica, del amor, de lo racional.
Si pudiera cambiar algo, me gustaría cambiar mi irracionalidad
ante el amor o el desamor, mi irracionalidad ante la posibilidad de dejar, soltar y alejarme en paz. Me gustaría tener la fuerza necesaria para aceptar
con elegancia lo que la vida me depara y
no dejarme llevar por ese maldito sentimiento de pertenencia que solo
nos lleva a la tristeza de no poder aceptar lo que no podemos cambiar.